Capítulo 34

—Desde un principio tendrías que haber pedido disculpas. —Tú quieres que me disculpe, y yo también quiero que lo hagas. ¿Qué te parece si... apostamos? —Lucas señaló hacia el picadero, no muy lejos de allí—. Compitamos en una carrera de caballos: si ganas, me disculpo como tú digas, de la forma que quieras. Pero si gano yo... La mirada de Lucas se tornó sombría, y sus ojos brillaban con una ferocidad escalofriante. —Entonces tendrás que quitarte toda la ropa, arrodillarte y dar una vuelta completa por aquí. Catalina respondió con indiferencia: —Correr caballos depende demasiado de la suerte, me parece aburrido. Prefiero demostrar con habilidad. ¿Qué te parece si apostamos en tiro ecuestre? Apenas terminó de hablar, un murmullo de asombro estalló entre la multitud. —¡Dios mío! ¿Escuché bien? ¿Ella quiere competir con Lucas en tiro ecuestre? —¿No sabe que Lucas es famoso por eso? ¡Incluso ganó un campeonato menor! —Disparar flechas mientras cabalgas es muchísimo más difícil que solo mont