Capítulo 123

La señora Sandra en ese momento le reprochó un par de cosas más, pero él permaneció allí imperturbable. —Mejor dejo de insistirte para que tengas hijos, y en cambio mejor debería cambiar de táctica y presionar es a tu padre para que tenga otro hijo. Wálter se quedó sin palabras. Poco después, comenzaron el almuerzo. En la mesa, Lucía comía en absoluto silencio, consciente de que de vez en cuando Wálter posaba su profunda mirada sobre ella. No sabía muy bien qué le había dicho la señora Sandra. Sin embargo, su mirada hacía que Lucía se sintiera inexplicablemente culpable. Tras la comida, acompañó a la señora Sandra a su habitación para que descansara un poco y luego subió al dormitorio. Pensaba que Wálter había ido a la oficina, pero lo encontró justo allí. La luz del mediodía era intensa, y su camisa irradiaba un ligero resplandor blanco, dándole un aspecto cálido y perezoso. Lucía, sosteniendo cuidadosa el pomo de la puerta, se detuvo un momento, reflejada en el brillo de sus ojos cl