Capítulo 27

Antes, Lucía pensaba que sabía por qué Wálter se había casado con ella. Ella creía que Wálter la quería. Ahora, sacudió la cabeza. —No lo sé. —Porque eres obediente. Pensé que eras diferente a otras mujeres. Wálter, con la espalda contra el asiento, se comunicaba con ella con una paciencia inusual. No le gustaban las mujeres que peleaban y buscaban problemas todo el día. Le gustaban los hombres que trabajaban fuera y las mujeres que se ocupaban de la casa, como Lucía había hecho en esos dos años; él estaba muy satisfecho. Ella no le preguntaba sobre sus movimientos, no se metía en sus asuntos laborales. Él tampoco llevaba el estrés del trabajo a casa; en casa era solo un esposo. Su vida sexual era muy compenetrada, excepto porque ella era un poco débil. Él pensaba que eran una pareja perfecta. Sin embargo, no sabía... que como esposo, aparte de en el sexo, no cumplía en nada más. Lucía no entendía. Lo miró de lado por unos segundos, y su rostro de repente se palidec