Capítulo 92

Nada bueno. Lucia intuía eso. Ella se mordió el labio y frunció las cejas con expresión tensa. —Puedes sentarte aquí a esperar, hoy definitivamente hablaremos del divorcio. Wálter señaló el sofá de color naranja en el centro de su oficina. Con esas palabras, Lucia decidió girarse y sentarse en el sofá, esperando. Ella quería ver qué planeaba hacer Wálter. El tiempo pasaba lentamente.Después de que Tadeo trajera una taza de café y saliera nuevamente, el gran despacho quedó en completo silencio. Estaba tan quieto que se habría escuchado la caída de una aguja. Lucia escuchaba el latido fuerte y acelerado de su propio corazón, cada vez más rápido y más fuerte. No sabía por qué, pero una sensación de inquietud comenzó a envolverla cada vez más. Mientras tanto, el hombre de pie frente a la ventana de cristal fumaba tranquilamente. Sus dedos eran delgados y elegantes, y el cigarro en sus manos se consumía lentamente, soltando pequeñas columnas de humo. Aunque la escena parecía tranquila, cad