Capítulo 100

Ella se quedó petrificada de repente. A diferencia de antes, esta vez fue un shock total, desde dentro hacia fuera, incluso hablaba con tartamudez: —¿Qué... qué estás haciendo? Su voz revelaba nerviosismo, y su frecuencia cardíaca se aceleraba. El hombre sacó una caja de terciopelo del bolsillo de su pantalón y la abrió para mostrarla ante sus ojos: —Antes no entendía, te descuidé demasiado. Durante dos años no te he dado un regalo adecuado, espero que la señora pueda aceptarlo. Dentro de la caja había un anillo de diamantes de aproximadamente dos quilates. Adriana no sabía cómo Salvador había elegido tan precisamente su serie favorita de su marca favorita: Tiffany & Co., coronado por el amor. Un corazón descontrolado a menudo representa peligros imprevisibles, pero en ese momento, la mujer no podía contener el palpitar emocionado de su corazón. Viendo que ella no reaccionaba, Salvador agregó: —Te prometo que, a partir de hoy, no habrá otra mujer además de ti a mi lado. Adriana lo miró