Capítulo 43

Salvador asintió levemente, sosteniendo una copa de vino en la mano. —¿No te advertí de algo en su momento? ¿Ya lo olvidaste? Pedro mantenía la espalda erguida; por supuesto que recordaba lo que Salvador le había dicho entonces. Le había advertido que se mantuviera alejado de Lorena. Salvador vigilaba a Lorena con excesiva atención, como si quisiera protegerla bajo sus propias alas. Por eso, ¿cómo podía la gente decir que lo que él sentía era amor por Daniela? Pedro tragó saliva; sus dedos, apoyados sobre el pantalón del traje, se tensaron ligeramente. —Señor Salvador, la señora Lorena trabaja en mi departamento. Nunca la he tratado mal. Cuando la vi esos días, me comentó que le faltaba dinero. Las palabras "le faltaba dinero" sonaron como una bofetada para Salvador. La esposa del presidente de la Corporación Luminis, necesitada de dinero hasta el punto de pedir ayuda al hombre que una vez casi se había sobrepasado con ella, aquello hacía que Salvador pareciera un marido muerto en vida