Capítulo 17

Después de encargarse de Emilia, Alberto reservó un vuelo al país de Torabela y, apresurado, fue a buscar a Esther. Tan pronto se abrió la puerta, en el rostro de Esther no se veía ni una pizca de alegría. Por el contrario, mostraba una cierta impaciencia. El corazón de Alberto se estrujó, con un dolor profundo y persistente. —Esther, ¿todavía no quieres volver a verme? Esther lo miró con una expresión que reflejaba que él estaba haciendo una pregunta cuya respuesta ya conocía: —¿Tú qué crees, Alberto? —Pero, Esther, ya me vengué por ti. Emilia no solo me engañó de principio a fin, también planeó el asesinato de tu mamá, te inculpó de haber matado a su perra, fingió caerse por las escaleras... —¿Y qué? ¿Saber todo eso hará que mi mamá vuelva a la vida? Sin pensarlo, Alberto quedó paralizado y miró a Esther angustiado. Pasó un largo rato antes de que Esther suspirara, preparándose para cerrar la puerta. —¡No, espera Esther! De repente, él sujetó con fuerza el marco de la puerta. Incluso