Capítulo 284
El gatito se asustó con la luz y no quería salir.
Viviana se levantó del borde de la cama.—Voy a comprarle algo delicioso más tarde. Con el olor a comida, sé que saldrá.
David también se levantó y, aprovechando la ocasión, se sentó en el borde de la cama. —¿A usted le gusta este gatito, secretaria Viviana?
—Claro, ¿quién podría resistirse a un animalito de esta índole?
Viviana respondió con naturalidad.
Luego, se quedó pensativa. —Pero, ¿de dónde vino este lindo gatito?
David: —Oh, supongo que es un regalo de Fausto.
Viviana entrecerró ligeramente los ojos, mirando con más detenimiento: ¿El jefe Fausto le dio un regalo a su querida esposa? No perdón, a su esposo.
¡El jefe Fausto en verdad es tan considerado!
David le dio un ligero golpecito en la frente con el dedo. —No pienses tantas tonterías.
Viviana tocó su frente.
¿Cómo es que ella pensaba tantas tonterías? Si ellos mismos estaban coqueteando frente al presidente del consejo Arturo.
—Secretaria Viviana.
De repente, la llamó de nue

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