Capítulo 21 No dejaré que te pase nada
Almira intentó levantarse, pero volvió a caer de manera pesada en el sofá, temblando de dolor.
Evaristo se quedó pensativo, preocupado y algo confundido, quizás sin entender por qué Almira se resistía a ir al hospital.
Intervine a tiempo, insistiendo: —Ella está sufriendo tanto, ¿vas a seguir su consejo de no ir al hospital? Si le pasa algo...
Al oír esto, el rostro de Evaristo cambió de repente y, sin escuchar más a Almira, la levantó en brazos y se dirigió apresurado hacia afuera.
La colocó en el asiento trasero y no olvidó consolarla: —Almi, aguanta un poco, no dejaré que te pase nada.
Me quedé allí en la puerta, observando indiferente cómo se alejaba el coche, sintiendo cierto placer.
Cuando retiré mi vista para entrar a la casa, al levantar los ojos me encontré con esos ojos profundos y oscuros.
Me quedé paralizada por un instante, viendo a Fabián con su imponente porte acercarse.
Fabián echó un vistazo en la dirección por la que Evaristo acababa de partir, algo preocupado dijo: —

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