Capítulo 96 Lo que se pierde es el propio rostro

Verlas tan ciegamente seguras de sí mismas me resultaba algo ridículo. Saqué mi teléfono, encendí la linterna y la luz iluminó de inmediato a Almira. —El logo en la ropa del diseñador Eirlys está bordado con un hilo especial de seda, precisamente para evitar cualquier tipo de falsificación. —Se suponía que este logo debería ser bastante visible durante el día, pero ahora, aunque pongas luz, no está en tu ropa, Almira. ¿De verdad te cuesta tanto admitir que llevas puesta ropa falsa? —Si no me creen, pueden llamar al asistente del diseñador Eirlys o a su estudio. Pero si lo hacen... será otra humillación más. La expresión de Almira era incómoda, mientras sus amigos comenzaban a dudar, lanzando ciertas miradas suspicaces a su ropa. —Almi, ¿de verdad compraste esa ropa en la tienda oficial? —Creo que alguien mencionó algo sobre el logo. ¿Por qué no llamas y lo confirmas? —¡Sí, Almi! No dejes que esa perra de Serafina siga haciendo lo que quiere. Si llamas al estudio ahora, ¡