Capítulo 137

Estando con Ana, Javier sintió por primera vez que su corazón frío y distante experimentaba la sensación de ser querido. Ana podía ponerse nerviosa, podía sonrojarse, pero sin importar cuánto se avergonzara, siempre expresaba sus pensamientos con sinceridad y sin rodeos. Como ahora, que quería tomarle la mano. Por supuesto, si él no quería, ella lo aceptaría. Javier no dijo nada. Ana volvió a preguntar en voz baja: —¿Puedo? Él siguió sin responder. Ana pensó que, si él no decía nada, debía significar que estaba de acuerdo. Así que, cuando sus manos se rozaron otra vez por casualidad, Ana aprovechó para tomar la mano de Javier. No lo miró; mantuvo los ojos fijos al frente. Por dentro, su corazón latía con fuerza, pero por fuera fingía tranquilidad. ¡Había logrado tomarle la mano a Javier! ¡Estaban tomados de la mano! Ana estaba emocionada. Pero al instante, Javier retiró la mano que ella había atrapado. Ana quedó desconcertada, un poco decepcionada, pensando que Javier no quería que lo