Capítulo 145

Llevar gafas de sol en un lugar cerrado resultaba demasiado llamativo, así que, una vez sentada en un rincón, se las quitó. Esperó unos veinte minutos, pero no vio a Javier por ningún lado. En el salón de banquetes había muchas mesas con comida tipo bufé. Ana no había cenado y empezaba a tener hambre. Tomó un pequeño plato y lo llenó con comida, además de servirse una porción de fideos. Se sentó nuevamente en el rincón y comenzó a comer. Estaba concentrada en su plato. Entonces escuchó una voz cargada de burla. —¿Qué haces aquí? ¿También viniste a esta reunión? ¿Nunca has comido fideos? ¿A quién se le ocurre venir a un banquete a comer fideos? Ana levantó la mirada y vio a alguien que hacía tiempo no veía: David. La última vez lo había sujetado y metido al agua en la piscina para darle una lección, aunque también había sido él quien le ayudó a conseguir el trabajo de tutora. Ana era una persona que distinguía claramente entre el bien y el mal; como David la había hostigado y ella ya se