Capítulo 25
Ana de repente sintió un poco de nostalgia por su hogar.
De niña, hubo una época en la que ni siquiera tenía pan para comer; llegó a desmayarse de hambre y fue encontrada por la gente del pueblo. Desde entonces, los vecinos, de vez en cuando, le daban algo de comida. Para que no se sintiera acomplejada, siempre decían que en sus casas sobraba, que ya no lo necesitaban.
Ana era alguien agradecida, sabía reconocer la bondad en los gestos de los demás.
Se inclinó ante Pilar y dijo: —Gracias a usted.
Dicho esto, cargó con el pez aún vivo y regresó feliz a casa.
Pilar también era una buena persona.
Los días transcurrían tranquilos y plenos.
…
Grupo Ruiz.
El semblante de Javier se volvía más sombrío con cada día que pasaba.
Llevaba varios días sin prestar atención a Ana.
Nunca terminaba de creer que ella realmente no tuviera deseos ni ambiciones.
Al principio pensó que, al haberse instalado en Residencial La Colina, ella buscaría la ocasión para ir a verlo.
Pero, contra todo pronóstico, pasó

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