Capítulo 84

Al ver la situación, Clara regresó rápidamente a su habitación, se quitó el pijama y se cambió por su propia ropa. Como la gente ya había llegado, no podía esconderse ni evitar el encuentro. Decidió actuar con naturalidad, como si nada hubiera pasado, y salió del dormitorio con calma para bajar las escaleras. Sofía entró en el salón y, hablando para sí misma, murmuró: —¿Dónde se ha metido Gonzalo? ¿Y la niñera? ¿Por qué no hay ni un alma por aquí? Los demás también estaban desconcertados. La casa estaba demasiado silenciosa. En circunstancias normales, incluso si Javier no estaba en casa, las criadas habrían salido ya a recibirlos con entusiasmo. La primera en ver a Clara bajando las escaleras fue la observadora Lilia. De inmediato avanzó hacia ella con actitud agresiva y le espetó: —¡¿Qué haces aquí?! Enseguida, los demás también dirigieron la mirada hacia Clara. Sofía, al verla, tenía la cara cubierta por una sombra oscura... Ella ignoró a Lilia, pero se adelantó hacia Sofía para sal