Capítulo 17

En la bodega privada de Raúl, las copas de cristal refractaban la luz ámbar del whisky. Ya había bebido media botella de Macallan, pero la amargura seguía en su garganta. Los recuerdos que el alcohol no podía adormecer se volvían cada vez más nítidos. —Idiota —murmuró Raúl al aire, sin saber si se refería a la Paula de la vida pasada o a sí mismo, repitiendo los mismos errores en esta vida. Cuando terminó otra copa, de repente soltó una risa baja. Qué irónico. En esta vida, había planeado proteger en silencio a Paula, esperando que algún día ella volviera la mirada hacia él. Al final, el destino jugó con él: Paula sí miró hacia atrás. Pero lo hizo cargando la culpa de la vida anterior. —Raúl, de verdad no has avanzado nada. Él alzó la cabeza y se bebió de un trago la última copa, dejando que el vaso de cristal golpeara con fuerza la encimera de mármol. De pronto, una mano fría le sujetó la muñeca. Raúl giró la cabeza; Paula estaba de pie detrás de él, sin que se diera cuenta de cuándo