Capítulo 10

La furia de Alejandro le subió de golpe a la cabeza, las sienes le palpitaban con fuerza y todo lo que veía era rojo. Contuvo el impulso con esfuerzo y siguió leyendo el historial de mensajes. Casi cada línea le tocaba los nervios con fuerza. Resultó que Sandra había sido llevada a un club privado, y allí había escuchado lo que él había dicho. Resultó que, casi a diario, Nancy le enviaba videos indecentes. Resultó que, sin que él lo supiera, ¡su Sandra había sido acosada de esa manera! —¡Nancy! El pánico y la confusión de antes finalmente encontraron una vía de escape. Alejandro parecía un león enfurecido, desesperado por desgarrar algo con sus propias manos. Dio tres vueltas en la sala vacía antes de llamar a su guardaespaldas con una orden firme. —¡Ve a la villa en las afueras y tráeme a Nancy! ... Por otro lado, Nancy entraba en la villa que Alejandro le había comprado, cargando varias bolsas grandes. Esa mansión tenía tres pisos, además de una sala de entretenimiento en el sótano y