Capítulo 55

Cuando logró recomponer su expresión se apresuró a llegar, dos jóvenes asistentes salían de la oficina que había estado vacía durante mucho tiempo. —Hace tiempo que no veía a la secretaria Silvia; de repente se ha vuelto tan cool, me encanta. —Sí, yo en su momento entré en Corporación Vértice precisamente por ella. ¡Quién sabe cuántos años tendré que sobrevivir en este mundo laboral para llegar a tener la mitad de su aura de élite! Las dos jóvenes asistentes no pudieron evitar que en su rostro se dibujara un gesto de admiración hacia Silvia. Justo cuando lo decían, se toparon de frente con Patricia, cuyo semblante estaba tan oscuro como una nube de tormenta; de inmediato cambiaron de expresión y saludaron al unísono: —Secretaria Patricia, buenos días. Las uñas de Patricia casi se le clavan en la carne; la envidia y el rencor amenazaban con deformarle el rostro. Durante estos años había cultivado con esmero una imagen de mujer capaz y eficiente, ¿y por qué, apenas llegaba Silvia, en los