Capítulo 97

—Está bien, lo sé. Armando suspiró. La noche anterior, cuando Gustavo llamó por teléfono, él iba de camino a comprar la comida para Silvia. Temiendo que Gustavo insistiera en ir a verla, decidió no contestar. Antes, cuando seguía a Silvia en secreto, ella no mostraba un rechazo tan evidente hacia él. Pero desde que llevó a Gustavo con él… Podía sentir claramente que Silvia reprimía aún más ciertas emociones. ¿Acaso ella lo odiaba a él y a Gustavo? Armando recordó lo que había dicho Victoria: las mujeres embarazadas son especialmente sensibles y frágiles. Colgó el teléfono sin pensarlo mucho y, al girar la cabeza, su mirada se cruzó con la de Silvia; ella lo estaba observando. En ese instante, Armando se dio cuenta de que Silvia seguramente había escuchado la voz de Patricia hacía un momento. Abrió la boca para explicarse, pero Silvia apartó la vista con calma. Ya no lo cuestionaba ni sentía celos como antes... Armando se sentía extraño. Antes, cuando Silvia se ponía celosa, le resultab