Capítulo 133

Ximena ni siquiera reaccionó; con una mano presionaba su cintura y abdomen, y alzó la cabeza, atónita. Gabriel ya tenía sangre en la comisura de los labios, y su apuesto rostro se había ensombrecido. Por otro lado, Miguel, con el ceño fruncido y una expresión de fría arrogancia, avanzó sin dar explicaciones y agarró bruscamente a Gabriel por el cuello de la camisa: —¿Qué estabas haciendo con ella? ¿No sabes quién es? ¡¿Cómo se te ocurre hacer algo así?! Gabriel nunca había sufrido semejante humillación, así que devolvió el golpe de inmediato. —¡Exijo respeto, tanto para mí como para la señorita Ximena! Miguel se pasó la lengua por la comisura de los labios, soltó una carcajada seca y volvió a lanzarse sobre él. ¿Respeto? ¿Acaso lo que acaba de suceder no era ambiguo? ¡A Gabriel hasta se le pusieron rojas las orejas! Justo cuando estaban a punto de pelearse, Ximena, con el rostro pálido, intervino: —¡Miguel! ¡No te vuelvas loco! Solo entonces Miguel se detuvo, giró la cabeza y miró a Xi