Capítulo 72
Antes del anochecer del día después de mañana, 1,5 millones de dólares...
Yaritza se cubrió la boca, sollozando. Con tan poco tiempo, ¿cómo iba a conseguir tanto dinero?
Parecía que el hombre había leído los pensamientos de Yaritza y, con una risa siniestra, dijo: —Yaritza, te aconsejo que reúnas los 1,5 millones de dólares lo más rápido posible. Porque cuanto más tardes en entregarlos, encontrarás que a tu hijo le faltarán más cosas.
—¿Qué quieres decir? —Yaritza apretó el móvil, su voz temblaba al preguntar.
—¿Aún no entiendes lo que quiero decir? —replicó el hombre con desprecio y una risa fría: —Antes de las ocho de la noche del día después de mañana, si has reunido el dinero, llámame y te daré la dirección. Si no reúnes el dinero...
—Cada noche, durante una hora, cortaré algo de tu hijo. Eh, diez dedos de las manos, diez de los pies, y ambas manos y pies, suficiente para veinticuatro horas.
—Y si para entonces no has traído el dinero, ¿qué queda? Ojos, nariz, orejas, ¿verdad? Pued

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