Capítulo 55

La voz de Andrea llevaba un matiz de burla. Lucia giró la mirada hacia ella; podía sentir claramente que Andrea no la soportaba. Pero se parecía tanto a Carmen. A veces, Lucia llegaba a confundirse. Al día siguiente, Lucia fue sola al cementerio donde descansaba Carmen. La joven en la fotografía sonreía radiante, exactamente como la recordaba Lucia. Carlos había llegado antes que ella y, en lugar de su habitual camisa blanca, llevaba una negra que le confería un aire más solemne. Teresa, en voz baja, le dijo a Andrea: —Ve y habla con tu hermana, ustedes dos eran muy unidas de pequeñas. Andrea dejó las flores que había llevado sobre la tumba y, mirando la foto de la joven que tanto se parecía a ella, bajó los ojos y murmuró suavemente: —Hermana. Teresa, detrás de ella, no paraba de secarse las lágrimas. El tiempo que había pasado con sus dos hijas gemelas había sido demasiado breve. El ánimo de Lucia también estaba bajo. Se acercó con las flores que había traído y las colocó con cuidado