Capítulo 17

En el extranjero, después de dos meses, yo ya me había familiarizado con todo aquí. Me cambié el nombre y ahora me llamaba Ángela; este lugar sería mi nuevo comienzo, todo lo que había pertenecido a Laura ya había quedado en el pasado. Aquí alquilé un apartamento y cultivé algunas flores y plantas. Aunque mi mano derecha, que había sufrido quemaduras, ya se había recuperado lo suficiente como para no afectar mi vida diaria, aún me era imposible volver a sostener un pincel. Sentía una pena en el corazón; lo más importante para mí siempre había sido pintar. Sin embargo, no me desanimé: al fin y al cabo, era una nueva vida, y quizá tendría nuevas oportunidades, ¿no? Con ese pensamiento, mientras me adaptaba al lugar, buscaba nuevos intereses y aficiones, e incluso me inscribí en varias clases. No quería vivir sin rumbo; aun si no podía pintar, estaba convencida de que encontraría otra salida. Y, como era de esperar, después de explorar durante un mes, descubrí que parecía tener cierto tal