Capítulo 94

Ya era de noche cuando Carolina se despidió de Hugo. No volvió al rodaje, sino que regresó directamente al hotel. Subió a la planta de su habitación y, al doblar por el pasillo, volvió a ver a Melchor esperándola en la puerta. Carolina apretó los labios, valorando la idea de cambiar de habitación. Pero Melchor ya la había visto y, dando un paso firme, caminó hacia ella. —Caro. Carolina alzó la mirada; en sus ojos había una claridad distante, como la fría luz de la luna blanca o la escarcha que cae en una mañana de otoño. —¿Qué quieres? Aunque Melchor se había repetido muchas veces que la frialdad de Carolina hacia él era comprensible. Pero al verla realmente así, le resultaba insoportable. Abrió la boca, con ganas de pedirle que no le hablara de esa manera. Pero se contuvo y desvió el tema. —Caro, he venido a explicarte lo de hoy, lo de que Lilia estuviera conmigo. Carolina lo miró, sin que en su cara se dibujara la menor alteración. —Eso es asunto tuyo, no tienes que darme explicacion