Capítulo 1169

Lorena sintió que su respiración se volvía pesada y oprimida, así que apretó suavemente la punta de sus dedos. Ambos se marcharon pronto de allí, borrando de paso todo rastro. Creyeron que todo estaba perfectamente cubierto, pero no imaginaron que el chip en el cuerpo de Álvaro no solo servía para la localización, sino también para grabar. Toda la conversación que había tenido con Pedro quedó registrada y fue transmitida a otro lugar. Durante esos años, Álvaro ya había ascendido al grupo más alto del círculo; su asesinato fue un gran acontecimiento en Llanoazul. Con la noticia de su muerte, Lorena no pudo evitar sentirse inquieta. Esa noche, después de recibir una llamada, Pedro no permaneció mucho tiempo. Tomó su cara entre las manos, con una expresión llena de pesar. —El nombre de Pedro tiene que desaparecer. El corazón de Lorena se estremeció. —¿Por qué? —El chip de Álvaro tenía función de grabación. En unos minutos se hará pública la noticia de que Pedro intentó asesinar a un líder