Capítulo 1247

Eugenio estaba tan enfadado que había levantado la mano para torcerle la oreja, pero al recordar algo, se contuvo. Esta vez, el mocoso había actuado bastante bien; quién iba a pensar que realmente lograría encargar un hijo. Todos estaban felices. Eugenio respiró hondo y se puso de pie, sin querer quedarse allí soportando más incomodidades. —Estherita, quédate con estas cosas, y así yo también me quedo tranquilo. Cuando fuiste a registrar tu matrimonio, ya te dije que, al casarte con la familia Castro, nunca permitiríamos que te sintieras agraviada. No llores más. En el futuro, si pasa algo, llámame. Y si Rubén te hace enfadar, dímelo. —Abuelo Eugenio, de verdad, muchas gracias. Durante todos estos años, Eugenio había sido muy bueno con ella, siempre poniéndose de su lado para pensar las cosas y nunca forzándola a nada; siempre se mostraba dispuesto a dialogar y llegar a acuerdos. Por eso, ella siempre se había sentido culpable, porque se aprovechó de esa bondad para hacer demasiadas co