Capítulo 484

Ella se deslizó discretamente un paso hacia un lado, temerosa de que la ira de él volviera a arremeter contra ella. Sin embargo, él solo preguntó en voz baja: —Tu novio, en realidad, también es alguien a quien puedes abandonar fácilmente, ¿verdad? Para ti, nadie es importante. Lorena sintió una impresión absurda: como si él no estuviera enfadado por el asunto de Patricia, sino por su propia marcha inesperada. Si uno se fijaba bien, podía notar cómo tenía los dedos tensos, tanto que incluso los huesos de la muñeca transmitían una sensación contenida de opresión. Era la primera vez que veía a ese Pedro: no era la pasión de una camelia bajo la nieve. Era rabia, pura rabia. Abrió la boca, pero por un instante no supo qué decir; solo repasó una y otra vez en su mente los recuerdos de aquellas personas que, al final, habían logrado enfadar a Pedro. Parecía que todos terminaban con sus familias destruidas. Aunque él aparentara ser un hombre educado, si realmente quería vengarse de alguien, pa