Capítulo 795

Después de decir eso, Alba pareció perder el interés en todo. Empezó a presionar su herida, estaba tan pálida que estaba a punto de desmayarse. La noche se volvió silenciosa de repente. Lorena volvió a recostarse sobre las piernas de Pedro y alzó la mirada hacia él. Él solo miraba la fogata, como si esta fuera más atractiva que ella. Los pensamientos de los hombres eran demasiado profundos, realmente no podía descifrarlos. No fue sino hasta después de las ocho de la mañana del día siguiente cuando despertó y lo vio recostado contra la pared de piedra, durmiendo profundamente. Suspiró aliviada, se levantó y se estiró. Alba habló desde un lado: —Nuestro helicóptero llegará al mediodía de hoy. En un rato tenemos que buscar un lugar abierto. Nos vemos en Norteamérica. Después de decirlo, miró de reojo a Pedro, pensando que incluso dormido ese hombre seguía siendo tan frío. —Lorena, cuando llegues a Norteamérica, hablemos. —¿Cómo sabes que voy a Norteamérica? —Porque Pedro va a ir. Y como a