Capítulo 83

Marcos se inclinó hacia ella y rodeó la cintura de Regina con el brazo. —¡Regina, te he extrañado tanto! Regina rechazaba por instinto el contacto de Marcos. Sin embargo no estaba del todo consciente, pero sabía bien lo que le ocurría; ¡ella no reaccionaría así sin motivo alguno! —Gustavo, ¿qué demonios me hiciste? Los labios de Marcos se posaron en la mejilla de Regina, y su respiración se volvió áspera. —Lo siento mucho, Regina, no tuve más remedio que hacerlo de esta manera... Te he echado demasiado de menos. Bajo los plátanos en el exterior de la casa de los Gómez, la sombra de los árboles se mecían sin cesar en una calma absoluta. El rostro de Marcos se inclinó y le plantó un beso en la cara de Regina. Ese gesto la asustó y la hizo al momento reaccionar. Con el rostro enrojecido y el puño cerrado, clavó con fuerza las uñas en la palma de la mano, y el agudo dolor le devolvió un poco de energía. Regina miró a Marcos apretando los dientes. —¡Si te atreves a hacerme algo indebido, ja