Capítulo 747
A Alberto se le deslizó la nuez de la garganta: su pequeña diablilla había regresado.
Agarró con firmeza la suave y ardiente cintura de Raquel. —Tienes tantos deseos... ¿estás segura de que puedes con ello?
Raquel miraba a Alberto, el hombre más apuesto y distinguido de todo Valle del Río. Era realmente dominante, autoritario, como si el mundo le perteneciera. Ella alzó con soltura los brazos, rodeó su cuello y sonrió complacida: —Pruébalo y lo sabrás.
...
No se sabía cuánto tiempo había pasado cuando Alberto llevó a Raquel a la cama. Raquel sentía como si su cuerpo se hubiera desarmado por completo, no le quedaban fuerzas para más.
Bethra dormía a pierna suelta hacia el interior de la cama, su pequeño rostro de porcelana con un rubor rosado parecía una manzana roja y apetitosa.
Raquel abrazó con dulzura a su hija y le dio un beso.
En ese momento, Alberto ya se había duchado y subía silencioso a la cama. Se acostó al lado de Raquel y la rodeó con sus brazos.
Raquel lo miró de reojo. —S

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