Capítulo 790

Ahora, mucha gente la miraba y, hablaba de ella; había quienes se burlaban, quienes la despreciaban, quienes la compadecían, en resumen, había de todo. Ella, con el resplandor de ser la hija de la familia Barroso, había alcanzado la cima en breve, y ahora, de pronto, había caído como coco desde la cima. ¡Ese halo se había hecho trizas! ¿Por qué había ocurrido todo esto? ¡Ella en realidad la odiaba! En ese preciso instante, alguien dijo: —¡Ustedes, miren, el jefe Alberto ha llegado! Alberto había llegado. Ana levantó instintiva la cabeza, y vio que todos abrían un camino; la figura alta y elegante de Alberto apareció lentamente en su campo de visión. Esa noche, Alberto llevaba un impecable traje negro hecho a la medida, apuesto y, caminaba dando pasos seguros, emanaba una presencia imperial. Ana miró a Alberto, encantada; ese era el hombre que le gustaba, en realidad le gustaba mucho. Tyliana le susurró al oído: —Anita, tranquila, aún no hemos perdido, Alberto ha venido, ¡él es nuestra