Capítulo 56 Un rival sin resistencia

Los estudiantes que rodeaban a Simón no estaban desarmados. Todos portaban algún tipo de armas en las manos. Algunos llevaban cuchillos, otros nunchakus, otros más bastones eléctricos... Había de todo tipo de armas; la variedad era completa. Cada arma se ajustaba a la medida precisa, según el estilo de artes marciales que practicaban. El objetivo, naturalmente, era alcanzar el máximo poder ofensivo. La principal responsabilidad de los estudiantes de la Academia del Luchador Supremo era proteger hasta con sus vidas los clubes nocturnos. Por eso, las artes marciales que Luis les enseñaba eran todas de combate real, sin movimientos decorativos ni inútiles. Estos estudiantes, mientras no actuaban, no pasaba nada; pero cuando lo hacían, era para solo matar. ¡Y hacían de un solo golpe! ¡Zas! Un destello blanco cruzó el aire. Un hombre alto, vestido de negro, atacó desde atrás. Una enorme espada descendió con fuerza desde lo alto, en un ángulo de cuarenta y cinco grados, directo al cuello de