Capítulo 40

La voz de Clara era tan baja que solo Patricia podía escucharla. Los demás comensales estaban inmersos en sus conversaciones y no percibían lo que sucedía entre Clara y Patricia. Patricia comía lentamente el pescado de su plato, algo inusual para ella, ya que nunca comía pescado antes del embarazo debido a que el olor le resultaba desagradable. Sin embargo, esa noche, por primera vez, tenía ganas de comerlo y no se veía afectada por el aroma. Clara, pensando que Patricia estaba molesta por haberla ignorado, miró con culpa a los demás para asegurarse de que nadie las observaba y continuó: —Mi padre está enfermo y necesitamos dinero en casa, no tengo otra opción. —No importa. —Patricia tomó un sorbo de agua y la tranquilizó. —Lo que pasó, pasó. Ahora tienes mejores opciones, me alegro por ti. —Patricia... —Clara estaba visiblemente confundida y arrepentida. —No fue a propósito. Pero no dijo más. Patricia, a su vez, la consolaba: —No llores, no te he reprochado nada. Ya que has tomado t