Capítulo 702

El ambiente adentro era pesado; los subordinados de Emilio estaban desolados, con expresiones desconcertantes, y dos de ellos tenían los ojos rojos, desesperados y dando vueltas. Luego, en la amplia cama, Emilio tenía los ojos cerrados, las venas de la frente marcadas, mostrando con claridad un rostro adolorido. Los subordinados de la familia González experimentaban una sensación de impotencia. Al ver a Ángeles, fue como si encontraran a un salvador, lanzándole miradas ardientes llenas de esperanza. Ángeles, algo resignada, hizo un gesto con la mano. —Salgan por ahora, déjenlo en mis manos. Los subordinados se miraron entre sí y obedecieron enseguida, saliendo uno a uno de la habitación. Bárbara miró a su alrededor; no había mucho con lo que pudiera ayudar, y además, tenía que prepararse para salir al mar pronto. Había cantidad de detalles que preparar. La embarcación la proporcionaba la gente de la familia González, pero algunas prendas y armas defensivas definitivamente debía prepara