Capítulo 335
—Está bien. —respondió Francisco con una sonrisa.—Para mí sinceramente es todo un honor.
Luisa tenía un marcado sentido de la ambición profesional; una vez que empezaba a hablar de trabajo, era difícil detenerla.
Francisco había sabido elegir bien el tema.
La conversación se prolongó durante toda la tarde.
El sol se ocultó.
Sin que se dieran cuenta, cayó la noche.
Y con el caer de la noche, Ana ya tenía lista la cena.
Miguel y Carla estaban fuera, asistiendo a una cena, y no regresarían esa noche para comer en casa.
Ana preparó la cena para Francisco y Aída.
Violeta y Aída se llevaban de maravilla. Violeta tomó la mano de Aída y bajaron juntas.—Aída, quédate a cenar en mi casa esta noche.
—Violeta, yo tengo que preguntarle primero a mi mami. Ella está en casa esperándome para cenar. —respondió Aída con dulzura.
En ese momento, Francisco intervino de pronto: —Tu mamá llamó hace un rato. Dijo que, si quieres quedarte a cenar aquí, puedes hacerlo y después regresar a casa.
—¿De veras? —Lo

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