Capítulo 481

Ella alzó la mirada hacia él, con sus ojos brillantes, llenos de luz. Así, fija y sin parpadear, miró a Andrés y sonrió: —Andrés, eres muy guapo. —Entonces, ¿quieres besarme? —El hombre la miró a los ojos. Sus ojos, oscuros y profundos, parecían tener un poder mágico que la hizo perderse en ellos. Luisa, borracha, sonrió como una niña y asintió: —Sí, quiero. —Entonces, ven y bésame. —La voz de Andrés era ronca. El hombre se recostó hacia atrás, levantó ligeramente la cara y, con la mirada profunda, esperó a que ella lo besara de forma voluntaria. Luisa no dudó y se inclinó hacia él, acercando sus labios por iniciativa propia. Los labios se tocaron. Luisa besó de manera desordenada, sin técnica alguna. Sus habilidades para besar no habían mejorado en absoluto. Andrés respondió despacio, con una sonrisa en los labios y una dulzura en el corazón como si estuviera sumergido en miel. Después de un rato, los besos de Luisa seguían siendo superficiales, puros, sin ningún rastro de deseo. Andr