Capítulo 93
Miguel estaba furioso. Hace un momento, Andrés seguía en estado crítico, debatiéndose entre la vida y la muerte, por lo que se había contenido. Pero ahora que estaba fuera de peligro, ya no tenía razón alguna para reprimir su enojo.
Miguel alzó un poco la voz: —¿Y qué con ese tal pretendiente de Andrés? ¡Nuestro hijo ni siquiera la provocó, y aun así secuestra y apuñala gente por doquier! ¡Esto es el colmo!
Tras un momento de silencio, don Manuel volteó la mirada hacia Luisa con una expresión afilada.
—Luisa, ¿qué pasó en la azotea? ¿Cómo terminó Andrés herido?
Luisa bajó con timidez la cabeza.—Todo fue culpa mía.
Patricia la miró con brusquedad.—Luisa, ¿qué quieres decir con eso?
Luisa relató los hechos tal como ocurrieron.
Doña Ximena la miró con reproche. —¿Así que Andrés recibió la puñalada por protegerte?
Luisa apretó los labios con fuerza y tristeza.—Sí.
Doña Ximena frunció el ceño con desagrado.—Luisa, fuiste demasiado impulsiva. Ya habíamos llamado a la policía y en la hacienda

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