Capítulo 136
—La Fénix seguramente podrá curar la artritis reumatoide de mamá, así que no hay necesidad de llamar a otros médicos.— Alejandra lo afirmó con mucha confianza.
Ana: —......
En ese instante, el móvil de Ana, en su bolsillo, vibró. Al mirar, vio que Carlos la llamaba.
Se apartó, contestó y, antes de que pudiera hablar, escuchó la voz angustiada de Javier al otro lado.
—Señorita Ana, Carlos ha sufrido un accidente y está gravemente herido; temo que no sobreviva. ¿Dónde está usted?
Ana se quedó paralizada, su mente se nubló por un momento, y hasta se olvidó de respirar.
—¿Señorita Ana? ¿Me oye?
Ana volvió en sí y respondió: —Vengan a recogerme en Casa Rodríguez.
Tras colgar, se giró hacia Bruno y le dijo: —Debo irme.
—Ana, ¿estás bien? —Bruno notó su rostro pálido, como si hubiera recibido una mala noticia.
Pero ella ya se había marchado, dejando solo la imagen de su figura apresurada alejándose.
—Sergio, sigue a Ana y acompáñala.— Bruno se giró hacia Sergio.
Sergio asintió y corrió tras A

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