Capítulo 14

Desde que Alejandro descubrió que Sara no era tan inocente como parecía, había cortado toda relación con ella. Observaba a Sara, que lloraba hasta casi desmayarse, con una decepción imposible de ocultar en sus ojos. —Alejandro, me equivoqué, te ruego que no me abandones... —Sara suplicaba con la voz ronca. Si fuera antes, Alejandro aún habría sentido lástima por su aspecto tan desvalido. Pero en ese momento, al mirarla, solo sentía un profundo hastío y repulsión. Él le soltó la mano de golpe, con tanta fuerza que ella se tambaleó y casi cayó. —Entre nosotros, esto termina aquí. Dicho esto, se marchó sin volverse. Porque su próximo objetivo era el Alejandro de veintiocho años. Alejandro lo encontró en un rincón de un bar. Seguía vestido con traje y corbata, pero parecía algo desanimado, bebiendo copa tras copa. Colocó directamente sobre la mesa frente a él el testimonio de los matones y la grabación de Sara confesando, con la voz contenida por la furia. —¿Ya lo sabías todo? ¿Desde el pr