Capítulo 78

La enorme pantalla reproducía en bucle las imágenes de Viviana peleando con la dependienta, intercaladas con el audio de una llamada en la que Adolfo decía. —Reservé una habitación en el mismo lugar de siempre. Tienes media hora para venir. Estoy de mal humor y necesito desahogarme haciéndote el amor con fuerza. La voz del infiel Adolfo, el tono mordaz de Viviana, la vergüenza y el desconcierto de la dependienta al ser descubierta in fraganti con un hombre casado... todo se exhibía sin pudor ante los ojos de la élite reunida en aquel salón. Mientras Amelia, descompuesta y confundida, era blanco de murmuraciones y miradas acusadoras, Clara, desde un rincón, saboreaba su cóctel con cara de satisfacción. Previendo cualquier maniobra sucia de la familia Jiménez, había instalado en los celulares de todos ellos un software antimonitoreo. Si Amelia no hubiese intentado jugar sucio con ella, Clara jamás habría llevado las cosas tan lejos. —¿Esta farsa... fue idea tuya? La voz de Sergio resonó