Capítulo 89

"Lo siento", murmuró Julián mientras volvía a la realidad. Él realmente no debió haber venido hoy; solo sirvió para hacer hervir la sangre de Diana muchas veces en solo un día. "Nunca debí casarme contigo entonces". ¿Cómo se atrevía a negar todo lo que pasó entre ellos? La conmoción pasó por los ojos de Diana. Sus uñas se clavaron silenciosamente en la carne de su palma. "Ya sé. Ya puedes irte". Como mujer embarazada, ella sabía que no debía gritar y llorar, sin mencionar agitarse. Sin embargo, ella tenía derecho a llorar. Así que ella exigió, "Por favor, sal de esta habitación ahora mismo". Quería esconderse bajo las sábanas y llorar con su bebé dentro. Si su salida podía aplacar la ira de Diana y darle descanso, Julián estaba dispuesto a hacerlo. "En el futuro, nunca mencionaré a Kayla frente a ti". A la luz de sus circunstancias, Diana tenía todo el derecho a estar enojada. El desconsiderado era él. Más tarde, Julian tuvo una noche de insomnio. Diana, por su pa