Capítulo 80

Cuando Diego vio que ya era hora, llamó a María para asegurarse de que estaba por regresar a casa. Entonces se levantó para marcharse. Los presentes se quedaron atónitos. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que llegó? ¿Y ya se iba? —Diego, ¿acaso tu esposa te tiene demasiado controlado? —bromeó uno de ellos. —Ustedes, solteros, no lo entenderían. Me voy —respondió Diego con calma, y se marchó sin más. Quedaron todos mirándose unos a otros, confundidos. Después de despedirse de Rosa, María recibió la llamada de Diego. Ella pensaba regresar en taxi, pero él le dijo que ya había terminado y pasaría a recogerla. Así que lo esperó al borde de la calle. Como todavía faltaban días para su cumpleaños, decidió guardar el regalo en su bolso para sorprenderlo llegado el momento. Pronto, el auto de Diego se detuvo frente a ella. Al subir, comentó: —En realidad podría haber tomado un taxi. —No importa, ya terminé, y me queda de paso —respondió Diego mientras arrancaba. María no pudo evitar que su cor