Capítulo 233

—¿Acaso también vas a matar a un viejo como yo? Braulio respondió fríamente:—Cuando intentaste exterminar a toda mi familia, no pensabas lo mismo. ¡Estás a punto de morir! ¡Deja de hablar! Pablo miró horrorizado a Braulio, sin imaginar que un joven pudiera ser tan decidido y despiadado. Pensando en su propio hijo, volvió a aferrarse al deseo de sobrevivir:—Tú... tú mejor no me mates. De lo contrario, no podrás afrontar las consecuencias. No creas que la familia Vargas es una familia cualquiera. Mi hijo es yerno de la familia combatiente. Él vendrá por ti... ¡Chas! Un destello frío cruzó el aire y una hoja afilada se hundió en su pecho. Pablo, con las manos en el pecho, miró a Esther con horror. Esther, despectiva, dijo:—Incluso si tu hijo es combatiente, frente a mi jefe no es más que un inútil. Si no busca a mi jefe, eso será lo mejor que le pueda pasar en su vida. ¡Plof! Pablo cayó al suelo, con arrepentimiento en los ojos. Quiso decir algo, pero ya no pudo pronunci