Capítulo 1283

Victoria también regresó a la habitación de invitados. Era la una de la madrugada cuando todo quedó en silencio. Victoria, envuelta en una toalla de baño, estaba tumbada en la cama. La puerta de la habitación de invitados estaba entreabierta. Inmediatamente después, Alvis, que se había mostrado frío e indiferente ante la señora Davis, entró a hurtadillas. —¿Se ha quedado dormida esa vieja bruja? —preguntó Victoria en tono tímido mientras miraba al hombre. Alvis soltó una risita y se abalanzó sobre ella: —¿No está dormida? Está roncando como un cerdo. ¡Me enferma! Pero tú estás mucho mejor. Eres joven y hermosa, como una seductora... En la habitación de invitados se oyeron las risas coquetas. Con esto se siguieron otros ruidos. Pensaron, como siempre, que nadie los descubriría. Sin embargo, en ese momento, la puerta de la habitación de invitados se abrió de golpe y entraron en tropel los periodistas con cámaras en la mano. Los destellos de las cámaras, junto con los clics del obturador,