Capítulo 10

—Juan, ahora que ya te has divorciado, ¿cuándo te casarás conmigo? Apenas salieron del edificio del Grupo Altamira, Sofía ya lo tomaba del brazo y le hablaba con tono zalamero. Juan se frotó el entrecejo, mostrando una actitud distante. —Espera un poco más. Acabo de divorciarme; si ahora nos casamos, ¿qué pensarán los demás? Por los ojos de Sofía cruzó fugazmente un destello de insatisfacción. Pero, para mantener esa imagen de dulzura y docilidad que tanto le había costado construir, no se atrevía a insistir demasiado. Solo pudo asentir, a pesar de que no era lo que deseaba. —Juan, confío en ti, pero mi vientre no deja de crecer; dentro de unos meses ya no podré ocultarlo. Yo sí puedo esperar, pero nuestro hijo no. ¿De verdad quieres que nazca cargando con el estigma de bastardo? Su voz se quebró, y en su rostro apareció la expresión de una madre abnegada, solo preocupada por el bienestar de su hijo. Juan miró el vientre todavía plano de Sofía, con una mezcla de sentimientos. Ese hijo