Capítulo 184 Miedo

Mientras hablaba, sus ojos destellaban una intención asesina, como si su odio hacia Mónica hubiera llegado al límite. Isabel ya se había mordido los labios hasta sangrar; con ambas manos apoyadas con dificultad en el suelo, logró incorporarse poco a poco. Manuel la miró con desprecio y, con voz autoritaria y sarcástica, dijo: —Esa hija tuya ya ni siquiera se preocupa por ti. ¿Te acuerdas cómo me suplicabas que no la abandonara? Le diste tanto... y al final, mira cómo te lo paga. Ya empezó a dejarte atrás. Las palabras de Manuel hicieron en ese momento que en los ojos de Isabel se deslizara un rastro de dolor. Le dolía intensamente el corazón por la crueldad de Manuel. Se limpió como pudo la sangre de los labios y habló en voz baja: —Es culpa mía por haber sido tan inútil, no te he ayudado... Pero Moni, después de todo lo que ha pasado con Pablo, eso ya no tiene arreglo. No la sigas presionando. —¡No! Si no se casa con Pablo, tendrá que casarse con otro que yo decida. Ella me trajo una