Capítulo 60 Llegué tarde

El sol ardiente bañó a Mónica, aunque ella no sintió ningún calor, con la mirada fija en el cruce de caminos delante de ella. Solo aguanta un poco más, pronto podrás tomar un taxi. No había comido en todo el día y había gastado demasiada energía al escapar por la ventana; ahora, después de caminar tanto tiempo, sentía que su cuerpo estaba a punto de colapsar por completo, y las imágenes ante sus ojos comenzaban a desdibujarse. Mónica, solo aguanta un poco más, no puedes caerte. Se animaba a sí misma mentalmente, pellizcándose con fuerza el muslo, pero solo consiguió de esta forma mantenerse consciente unos segundos más antes de que su visión se volviera a nublar. Cuando Sergio llegó en su carro, la vio de inmediato; sus ojos oscuros y profundos brillaron y él al instante detuvo el vehículo, abrió la puerta y corrió hacia ella. Mónica vio vagamente una silueta negra acercándose a gran velocidad, pero no podía ver con claridad su rostro; tambaleante, finalmente cayó al suelo. Sergio exte