Capítulo 53

Soy consciente del daño que esto representa para Isabel, y lo vil que es este método, incluso va en contra de la ética y la moral que he cultivado a lo largo de los años. Usar el dolor pasado de una chica como una daga para herirla profundamente. Es demasiado vil y despreciable. Aprieto mis puños con fuerza; si Isabel no hubiera implicado a Silvia, por más que ella hubiera armado un escándalo, nunca habría recurrido a esto. Pero Silvia es mi límite, Isabel ya ha cruzado esa línea. Lo siento, Isabel. En la estación de policía, solicito revisar las cámaras de seguridad para obtener imágenes de Isabel con el cuchillo e insisto en acusarla de intento de agresión. Después de dar mi declaración, veo a Carlos, que también ha terminado la suya. Se ve abatido, lleva ropa seca pero su cabello aún está húmedo, pegado a sus mejillas. Me mira, y ya no hay afecto en sus ojos. Siento un vacío en el corazón, me siento culpable, pero luego recupero la compostura. Carlos me mira fijamente y pregunta: —¿