Capítulo 56

Carlos aparece frente a mí, impecablemente vestido con un traje y corbata bien ajustada, pero su aspecto pulcro no logra ocultar el cansancio y la preocupación en su rostro, mientras su cabello desordenado deja entrever sus ojos sombríos y tristes. Probablemente venía del trabajo cuando decidió pasar por aquí para verme. Me llama: —María. Retrocedo un poco: —¿Qué sucede ahora? —Isabel ya ha sido internada en una clínica para su tratamiento. —Me dice con una mirada que mezcla agravio y resignación. Me detuve un momento, frunciendo el ceño. Al mirarnos fijamente, el profundo pesar en él me dejaba algo confundida. ¿Está disgustado porque Isabel ha sido internada? ¿Vino aquí para pedirme que tenga compasión por ella? —Hmm. Sigo caminando hacia el estacionamiento. —La dejé en la clínica de Monteluz para poder visitarla los fines de semana. Añade Carlos, alcanzándome. No comprendo por qué siente la necesidad de explicarme esto; realmente no me importa dónde esté Isabel, siempre y cuando est