Capítulo 87

De repente, el murmullo creció entre la multitud, y numerosos pares de ojos me escudriñaron de arriba abajo. No tuve más remedio que hacerme a un lado para dejarle espacio. Irene, completamente desconcertada por lo que estaba sucediendo. Se hizo a un lado rápidamente cuando vio al médico: —Doctor, por favor, mírela, la encontramos así tirada aquí. No aparté mi mirada del hombre ni un segundo. Estaba de espaldas a mí, y desde este ángulo, nadie más que Irene y yo podíamos ver lo que estaba haciendo. Se echó un paso atrás y se agachó, extendiendo su gran mano hacia el frágil cuello de la mujer. Le grité: —¿Qué está haciendo? —Verificando si está muerta. —Respondió el hombre con una voz tan calmada que era inquietante. Iu, iu, iu... El sonido de la ambulancia se escuchaba a lo lejos. Afortunadamente, no estábamos lejos del hospital. El aura del hombre se atenuó notablemente. Miré hacia su manga y noté algo que brillaba con un tono plateado. Mi corazón saltó, y al segundo siguiente,