Capítulo 1675

En la sala solían haber algunas fotos de Teresa, así como peluches y juguetes que ella compraba habitualmente, ¡pero ya no estaban! En esta casa, ya no quedaba ni rastro de Teresa. Fue entonces cuando vio una nota adhesiva pegada en la mesa. Era un mensaje simple. [Ya me había ido, gracias por todo en estos años, tanto lo bueno como lo malo. Te devuelvo tu verdadera libertad, probablemente no nos volvamos a ver en esta vida, te deseo felicidad. Teresa.] El cuerpo de Ignacio se tensó de repente, y la nota adhesiva cayó de sus manos. Pasó mucho tiempo antes de que pudiera reaccionar, y de inmediato llamó a Haila. —¿Teresa te ha buscado recientemente? ¿Sabes dónde está? Haila respondió con un tono de confusión: —¿No había estado ocupada con un proyecto últimamente, trabajando horas extras? La busqué hace medio mes y ni siquiera tenía tiempo para verme. Ignacio, no me digas que discutieron y ella se fue de casa. No, eso no es algo que Teresa haría. Voy a llamarla. Ignacio, no es por nada,